martes

Huevo podrido.

¡Vámonos de excursión! - Decían.
Y todos con nuestras edades con desigual proporción a la realidad, nos dispusimos marcharnos por esas calles repetitivas del fondo del recuerdo, y aunque pareciese la misma carretera larga y sinuosa de siempre, sabíamos que acabaríamos en lugares insospechados, pero no desconocidos.
La mente se nubla, y el recuerdo se esfuma poco a poco.
¡Aprisa, escribe!
Montes con colinas que no finalizaban hacia ninguna dirección, sensaciones de perdición, de hacia ninguna parte,
pero con ganas de más.
Manzanas, bocatas de papel Albal, y "platitos" de cocinas de juguete era la único que teníamos para comer, aunque realmente, nunca sentimos verdadera hambre.
El cansancio nos empieza a despertar, más bien la inalcanzable colina, y empezar a delirar para evadirse de ella.
Comienza el estado 0. Una nueva fase.
Sin saber como si quiera, un compañero desaparece, empieza la desesperación.
Pregunto a todo al que veo que será de nuestro amigo. A cada uno que pregunto, me doy cuenta de la gente que había estado presente desde el principio.
Extraño, volvemos por la carretera sinuosa de siempre, en sentido contrario, nos cruzamos por el camino a viandantes que no venían con nosotros, pero son caras conocidas, y cada uno, me lleva por una calle del recuerdo, y si no me hubiera encontrado con todos y cada uno de ellos, hubiéramos acabado en otro sitio cualquiera, o acabado.
Cuando cruzo la última calle me veo ya dentro de mi antiguo colegio, al cual conozco tan bien.
Pero parece que eso no importe, es completamente distinto. Tiene muchas mas dimensiones, y habitaciones que nos podrán ser útiles a todos. Es tan el choque que me dio acabar aquí, que se me olvidó la pérdida de mi compañero...
Llegué al interior y todos están contentos, todo cuanto podían desear estaba allí dentro, una delicia. Comida, hornos, literas para todos, incluso un pequeño terreno con plantaciones, y un adorable pozo de antaño. Ni nos paramos a reflexionar que hacíamos aquí, ni que buscábamos, tan solo seguíamos sintiendo placer.
Explorando, encontré el centro de todo, un escenario cerrado con suelo de una pista de baloncesto un tanto extraño, ya que solía moverse cuando alguien se movía en exceso, me recordaba a una cama de agua. Demasiados se apuntaron a la idea, y fue inevitable ponerse a bailar allí encima e improvisarnos unos pasos.
Aquello casi se transformó en batalla, los botes y giros hacían demasiados estragos en la estabilidad de los compañeros. Parecía que aquello se rompería... Y me cansé.
Pero no era tan fácil dejarlo. Miles de manos de sujetaban, impidiéndome que me marche.
No pude evitar agobiarme, y me marché como pude un instante a la pequeña habitación que se escondía debajo de todo aquello.
Unos pequeños hornos, grandes cabinas de arroz cocido, que me encanta, unas cuantas mesas y sofás en abundancia. Un color en las paredes blanco apagado, como sucio, y luces, apunto de fundirse, parpadeaban dando un efecto un tanto siniestro.
Pero en uno de los sofás apareció una monitora sin cara que ayudaba a mis amigas, que sentadas estaban en uno de aquellos sofás intentando comer arroz con palillos chinos.
Toda la habitación me transmitía bastante grima, desde luego, parecía una cocina comedor bastante post-apocalíptica. Pero al ver arroz en abundancia, el hambre fue infrenable, estaba harta de manzanas y "zumitos", y me dispuse a prepararme un delicioso plato con lo poco que disponía. Unas pocas de especias, pedazos de lechuga fresca, y el buen arroz.
Y para mi sorpresa, encontré algo más que polvo en aquel lugar abandonado, ¡miles de huevos!
Por suerte también había aceite en esos armarios empotrados y me dispuse a comerme todos los huevos con arroz como me fuese posible.
Al final tan solo pude con tres.
[Continuará....]

miércoles

Be authentic.




Para qué te voy a decir,
si luego te vienes trás de mi.